Pero, ¿por qué? ¿Por qué la gente ansía tanto ese otro 20%? ¿Es tan importante que a tu pareja le guste Shakespeare o que corra maratones? Puede que en el fondo no estés del todo satisfecho contigo mismo y buscas a alguien que te haga sentir bien por cómo eres.
En la mayoría de las relaciones, el 80% de los problemas que tenemos con la gente que nos rodea son problemas propios y el 20% de los problemas están relacionados con nuestra relación. Es un hecho, la mayoría de los problemas que tienes en una relación están relacionados contigo.
Para conseguir que la regla 80/20 funcione debes solucionar tus propios problemas antes de afrontar el 20% que depende de la relación. Si no lo haces, estarás evitando afrontar ese 80% y nunca podrás tener una relación seria.
Hablemos de los hombres y mujeres con los que quedas. A veces, los dos sexos se portan de un modo que puede resultar algo ofensivo, pero el modo en que te relacionas con ellos cuando esto sucede no tiene que ver con su comportamiento, sino con cómo decides relacionarte con ellos. No puedes decidir cómo debe o no debe comportarse alguien. Solo puedes controlar cómo afrontas dicho comportamiento y cómo reaccionas ante él.
Esto aplica a lo que dicen. A veces, la forma en que interpretamos lo que dicen podría terminar con una conversación y hasta con una relación. Debes buscar dentro de ti y entender que, dependiendo de la situación, no vas a interpretar siempre lo mismo.
La próxima vez que estés en una relación, tanto una platónica como una sentimental, y veas que las cosas empiezan a no ir todo lo bien que quisieras, debes evaluar lo que te pasa y lo que sientes en tu interior. Tras hacerlo, podrás valorar mejor la situación y afrontarla con energía o humor.
Si quieres tener una relación duradera, antes de empezar a pensar en solucionar el 20% de los problemas de la relación debes trabajar el 80% de problemas internos que no habías afrontado. Recuerda que para ese 20% precisas de la ayuda de tu pareja. Si os cuesta solucionar vuestros problemas, siempre puedes buscar ayuda externa. A veces, tan solo necesitas una opinión imparcial sobre lo que va mal.