Probablemente hayas estado más de una vez cerca de una mujer atractiva y pese a que intentas pedirle su número de teléfono, no lo consigues. Por supuesto, no eres el único al que le ha pasado. Muchos hombres no saben cómo abordar la situación sin parecer unos salidos.
A algunos se les da bien relacionarse con el sexo opuesto, pero para el resto supone un verdadero problema. Les aterra la posibilidad de que cuando le pidan su número, ella les responda negativamente, sea grosera o les dé un número falso. ¿Quieres que te contemos un secreto? Si te portas como un caballeo y te acercas a ella como si fuese una persona y no un trofeo, ella se sentirá halagada y te lo dará.
¿Quieres que te contemos otro secreto? Cuando reúnas el valor para hablar con ella en persona y decirle que te interesa, no le pidas su número de teléfono. Sí, has leído bien: no le pidas su número. Pídele su dirección de correo electrónico. Tendrás más probabilidades de que te lo dé porque no es tan arriesgado como dar el número de teléfono. Así, ella no tendrá que responderte si la llamas cuando esté de fiesta con sus amigas y no tendrá que evitar esa incómoda primera conversación.
Ahora te preguntarás cómo sacar el tema del correo electrónico. Simplemente sé sincero y pídeselo. Lánzate y hazle esta sencilla pregunta: “Perdona, ¿tienes correo electrónico?” Cuando te pregunte por qué, dile que te gustaría enviarle algún mensaje.
Al darle el bolígrafo, lo más probable es que te dé la información que le pides porque has despertado su interés. Pero no descartes que se resista y te diga algo como “Si no te conozco de nada” o “no le doy mis datos de contacto a gente que no conozco”.
En vez de rendirte, haz un chiste. Dile que solo le enviarás un correo al día en vez de los cinco que planeabas. Lo más probable es que eso le haga gracia y te acabe dando su dirección.
Ahora que tienes esa información, debes resistir la tentación de pedirle una cita. No empieces a planear vuestra vida juntos y no le hables a tus amigos de ella. Debes tomártelo con calma y olvidarte de la idea de pedirle una cita. Cuando termine de escribir su correo, dale las gracias, guarda el papel y vete.
Igual que si fueses a telefonear, espera unos días antes de enviarle el primer mensaje.
No quieres que piense que estás desesperado o que eres demasiado echado para adelante.