En lo referente a besos, todos tenemos nuestros trucos y técnicas que nos diferencian del resto. Aunque muchas de las técnicas que utilizas funcionen, ¡te ofrecemos cinco técnicas con las que tus besos pasarán de ser algo agradable a que te pidan más y más!
Esta técnica de besar es divertida, pero no es la más fácil de dominar. Es una técnica ideal para cuando estáis cara a cara en la cama como si os fueseis a dar un beso normal en la boca. En vez de eso aparta lentamente tu boca de la suya y dale un beso en la mejilla, a continuación otro en el cuello y para terminar uno en la boca. ¡Así se completa el triángulo!
La clave de este beso es que no parezca obvio. La transición entre besos debe ser suave y natural. Para conseguirlo puedes dar varios besos en una misma zona antes de pasar a la siguiente.
Mucha gente no sabe qué hacer con los labios cuando besa. ¿Deberían fruncirlos más? ¿Tal vez chuparlos para que estén húmedos? ¿Cuál es la humedad ideal? Lo que no todos saben es que a la hora de besar no solo importan los labios.
Esta técnica implica usar los dientes. Antes de descartarla, te sugerimos que le des una oportunidad. Morder el labio inferior o la lengua de tu pareja resulta increíblemente excitante. Es algo intenso y divertido que puede acelerar las cosas si se ejecuta del modo correcto. Pero recuerda que solo debes dar mordiscos suaves para no hacerle daño a tu pareja.
Si le chupas el cuello o los labios y le da un mordisquito en el lugar adecuado, tendrás mucho ganado. Para empezar, captura su labio entre los tuyos y tira suavemente. Mueve tu lengua por su labio y chúpalo sensualmente. Hazlo siempre con suavidad para no dejarle un chupetón. Pero si lo haces correctamente puedes intensificar el beso y ponerle a mil.
No te olvides de las manos cuando estés enrollándote con tu pareja. Usa las manos, recorre su cuerpo, pasa tus dedos por su pelo, acaricia sus mejillas y explora toda su anatomía. Usar tus manos en su cuello, cabeza y cara es siempre una buena idea, pero también puedes bajar hacia la siguiente zona a explorar.
Las orejas de tu pareja son una de las partes más sensibles de su cuerpo. Puedes mordisquear sus lóbulos cuando la cosa empiece a ponerse caliente y comprobarás que te pide más y más.